Los satélites que observan la Tierra proporcionan una clara imagen de los cambios en todo el planeta. Proporcionan mediciones regulares y precisas, incluso de zonas de difícil acceso, como las regiones polares.

Uno de los múltiples instrumentos sofisticados que medirán los océanos, la tierra, el hielo y la atmósfera de la Tierra, el Radiómetro de Temperatura de la Superficie del Mar y de la Tierra (SLSTR) del Sentinel-3, mide la energía que irradia de la superficie de la Tierra en nueve bandas espectrales, incluidas la visible y la infrarroja. La combinación de los datos del radiómetro y del color nos ayuda a comprender mejor el estado de la vegetación.

Los satélites de observación de la Tierra tienen habilidades y beneficios únicos:







Vigilancia del clima desde el espacio

Misiones de observación de la Tierra desarrolladas por la ESA

Aunque los satélites son excelentes para proporcionar información global y repetitiva sobre componentes climáticos clave, tienen una duración de vida finita - desde unos pocos años hasta más de una década - y puede haber lagunas entre las misiones.

Para producir conjuntos de datos de suficiente duración, normalmente 30 años o más, que permitan a los científicos identificar un cambio en la variabilidad natural del sistema climático, el programa de la Iniciativa sobre el Cambio Climático de la Agencia Espacial Europea (ESA) fusiona los datos de múltiples misiones de satélites, tanto archivadas como en funcionamiento.

Utilizando los datos de las misiones archivadas, ESA Earth Explorers, la constelación de Copernicus Sentinel y de terceras partes, la Iniciativa sobre el Cambio Climático genera registros contínuos y registros globales para aspectos clave del clima. Conocidos como Variables Climáticas Esenciales (VCE), estos registros proporcionan la evidencia empírica necesaria para avanzar en la comprensión científica del clima y abordar los impactos de un mundo cambiante.